.

.

Una herramienta con poca imaginación

Escribir sin alma

.

 La Inteligencia Artificial se usa en procesos de traducción, documentación y edición de textos, pero se le notan las costuras en el trabajo creativo

.

Elisabeth G. Iborra

Viernes, 3 de enero 2025

La Inteligencia Artificial (IA) está revolucionando todos los campos profesionales, y el mundo de la escritura no es una excepción.

.

Herramientas como ChatGPT, Claude y otras IA generativas han irrumpido en el panorama literario y su huella es ya visible en las redes sociales. La IA está transformando la forma en que se escribe, se edita y se publica, dado que es capaz de generar textos coherentes y bien estructurados en cuestión de segundos.

.

Lo cual plantea la cuestión de si podría reemplazar a los escritores o lo está haciendo ya.

.

De momento, la mayoría de las fuentes consultadas en el sector editorial la consideran más una herramienta complementaria que un sustituto de la creatividad humana. María Eugenia Salaverri, presidenta de la Asociación de Escritores de Euskadi, aboga por «la utilización de la Inteligencia Artificial como herramienta, no como reemplazo de trabajadores.

.

Bien utilizada, nos va a aportar ventajas, aunque también inconvenientes si no se regula adecuadamente», explica. La escritora Marga Durá, que ambienta sus novelas en la historia reciente, la usa «como ‘ayudante’ para investigar y cribar documentación. Eso me deja a veces (y solo a veces porque no siempre es certera) más tiempo para la parte creativa».

.

Como editora, Marta Sevilla considera que «puede servir como ayuda quizá para hacer un guion, para buscar momentos de clímax en una novela o similares, pero seguro que necesita que le metas mucho material para que te arroje un resultado que tenga cara y ojos».

.

El escritor Lorenzo Silva subraya que no le importa «perder tiempo leyendo material documental (siempre encuentras algo que te interesa) ni resolviendo una encrucijada en el relato (así eres más consciente de lo que haces y lo que no haces y por qué)».

.

No hay que olvidar, como recuerda Marta Sevilla, que «la IA adolece de muchísima falta de imaginación. Supongo que el autor que quiera trabajar con ella tiene que hacer un trabajo previo de enseñarle qué quiere que haga».

.

Esto lo argumenta a la perfección Álvaro Colomer, que parte de una diferencia: «como periodista, la utilizo para buscar información de un modo muy general, porque luego hay que confirmar todo lo que dice.

.

Y como escritor, la uso como diccionario de sinónimos porque arroja unos sinónimos muy locos, no es como el María Moliner». Colomer matiza que «ChatGPT ya no se equivoca tanto como antes, pero que se inventara, por ejemplo, la palabra gaboncito en equivalencia con espermatozoide me sorprendió».

«Mi único enemigo es el mismo de todo creador, la rutina», afirma Lorenzo Silva

Ni siquiera con la versión de pago evitas que se equivoque, según la experiencia de Durá. Desde su punto de vista, «ayuda a ganar tiempo, pero no es ninguna panacea, sobre todo para los escritores.

.

Las habilidades que tiene son mucho más útiles para las personas que no se dedican a la escritura y que se les hace cuesta arriba la redacción».

.

Como observador del sector editorial, Bernat Ruiz Domènech apunta que «una buena IA escribe mejor que un mal escritor. No es una suposición, es así. Porque hay muchos malos escritores o aspirantes a escritores que no escriben bien, y su humanidad no los hace mejores.

.

También es importante tener presente la naturaleza del producto: en la edición de libros hay muy poca literatura, hay muchos libros útiles y prácticos y hay mucha basura, basura que hasta hoy ha sido humana. La mejor literatura todavía está a salvo de la IA, no debemos tener miedo»..

.

De todos modos, la editora Marta Sevilla no descarta que esto cambie porque «la IA está avanzando muy rápido y creo que va a mejorar, pero ¿hasta qué punto será capaz la inteligencia artificial de sustituir al autor? Ahora mismo ya te digo yo que no es así».

.

Hay autores que ya están relegando su uso porque han notado que merma su creatividad, ya que provoca cierto conformismo para aceptar un resultado de base que luego se personaliza con poco esfuerzo.

.

Salaverri cuenta que sus invitados a las sucesivas jornadas anuales ya le han adelantado que aún se nota la diferencia, pero, en un futuro no muy lejano, no se notará nada.

.

Y advierte: «Hay muchos aspectos que no conocemos». Ruiz Domènech admite que «hay casos aislados de abuso o de un uso poco cuidadoso. Pero cuando se usa con la intervención humana posterior (edición, corrección, etc.), el resultado es indistinguible de una obra 100% humana».

«Una buena IA escribe mejor que un mal escritor. Hay mucha basura humana», sostiene el editor Ruiz Domènech

En múltiples idiomas

Uno de los aspectos más revolucionarios de la IA en el mundo literario es su potencial para democratizar la traducción de obras a múltiples idiomas.

.

Como señala Salaverri, «actualmente hay un 4% más o menos de autores en lengua hispana, y solo de bestsellers, que se traducen a otros idiomas. Pero todos los autores queremos que se nos lea en otros países y, ahora, gracias a la Inteligencia Artificial, vamos a poder tener unas traducciones bastante cuidadosas y afinadas en otras muchas lenguas».

.

Ruíz Domènech aduce que «hace ya algunos años que bastantes editoriales, en ciertos géneros, usan un buen software de traducción, lo revisan, editan y corrigen humanos, y se publica.

.

Y el lector no nota la diferencia». Desde su experiencia como editor durante lustros, recurre a los cimientos: «¿A qué llamamos IA? En los 70, los grandes computadores eran considerados IA y tenían menos potencia que cualquier smartphone actual.

.

En los 80, una máquina que supiera jugar al ajedrez también era IA. Luego, los autocorrectores, los traductores automáticos, etc. La IA no es un suceso reciente, ha sido un proceso.

.

Sí es cierto que el actual estado de la técnica hace muy difícil, en ocasiones imposible, saber si detrás hay un humano o una máquina, y ahí hay un salto cualitativo importante. Pero ya se están viendo las limitaciones. Hace años que la IA ya nos ayuda en la corrección: hay mucha IA en los procesadores de texto, entre otros software».

«Surgirán escritores como esos cantantes que se modifican la voz con autotune», dice el periodista Álvaro Colomer

Marta Sevilla, que también es correctora, comenta que «en el trabajo de edición y corrección, la IA puede ser muy útil, aunque todavía no se está aprovechando todo lo que puede dar de sí a la hora de mejorar textos».

.

Su mayor hándicap es que «son herramientas muy conservadoras. Si se encuentran con un texto que, por ejemplo, habla de sexo o de suicidio te los borran» o se niegan a trabajar sobre ellos, alegando razones éticas.

.

Algo muy distinto es «la generación de textos, yo he detectado libros que estaban escritos con Inteligencia Artificial porque el texto carece de alma. Notas que es muy frío, muy mecánico y, además, te hace muchas listas y subapartados; y eso, a la hora de leer un libro, es muy rollo», describe.

.

Le da la razón, como lector, Lorenzo Silva. «Suelen ser pastiches, mero reciclaje de material previo, y los hallazgos, si es que hay alguno, son muy limitados y nunca me conmueven. Nada que tenga que ver con lo que para mí sustenta la verdadera creatividad en literatura, y que procede de vivencias humanas, de ese temblor de la existencia que la máquina desconoce».

.

Noticia relacionada

.

.

Ante las quejas de los lectores que se sienten engañados, las editoriales y plataformas de autopublicación están tomando medidas para garantizar la integridad de las obras publicadas.

.

Ya hubiera deseado que pasara ese filtro una familia que acabó hospitalizada por leer un libro sobre setas con el fin de distinguir las venenosas de las comestibles.

.

A posteriori demostraron que estaba redactado por ChatGPT y lograron que lo retiraran, pero para ellos ya era tarde.

.

Amazon ha actualizado sus políticas en su plataforma de autopublicación Kindle Direct Publishing (KDP) «en respuesta a la preocupación por la calidad y la precisión de los contenidos generados por IA.

.

En los últimos años, ha habido una serie de casos de alto perfil de contenido generado por IA que ha sido plagiado, ofensivo o simplemente sin sentido», argumentan.

.

Por eso exige a los autores que «revelen el contenido generado por IA y verifiquen su exactitud» y les advierte que, si no cumplen con las normativas, podrán ser penalizados.

.

Con ironía, Silva recuerda que «el plagio ya lo llevan a cabo desde tiempo inmemorial los humanos plagiarios, que ahora, es cierto, tienen una herramienta para multiplicar su capacidad de parasitar los hallazgos ajenos.

.

El riesgo será tanto mayor cuantas menos medidas se tomen para depurar catálogos y hacer responder a los apropiadores y embaucadores, y a sus facilitadores, de los perjuicios que causen a lectores y autores.

.

Dada la experiencia previa en cuanto a responsabilidad de las grandes tecnológicas por los estragos que causan sus invenciones, en este punto quizá debamos ser pesimistas».

Amazon exige a los autores que revelen el contenido generado por esta tecnología

Grandes editoriales

¿Toman medidas las demás editoriales? Bernat Ruiz Domènech establece distinciones:

.

«La gran mayoría de las independientes, pequeñas y medianas no lo hacen por una cuestión de costes, porque no se percibe que sea necesario y porque, en los contratos de cesión de derechos, el autor, ya se compromete a que su obra sea original.

.

Pero, en ciertos casos muy sensibles, algunas grandes editoriales sí lo hacen».

A Álvaro Colomer le consta que «un sello editorial infantil intentó crear su catálogo con IA y tuvo que contratar a escritores ‘negros’ para que los enderezaran, porque eran impublicables».

.

También tiene la certeza de que «grandes grupos ya han hecho pruebas con ciertos géneros y hay un tipo de narrativa poco exigente que casi podría salir de la IA lista para publicar, sin apenas intervención humana, lo cual acelera procesos y reduce costes.

.

En el mundo literario, «hay mucho pasatiempo, entretenimiento, ficción ligera, que no exige cierta calidad. El punto de vista de los lectores es muy importante: ¿a cuántos les importa?

.

Entrando en ese melón, Colomer asume «que, con la IA, en la escritura va a pasar lo mismo que ha pasado con la música en los últimos años: aparecerán escritores que serán como esos cantantes que se modifican la voz con el autotune, serán muy malos, pero satisfarán la demanda de un tipo de público.

.

Y luego habrá otros escritores que seguirán haciendo su trabajo bien para un público más selecto».

.

Lorenzo Silva asegura que no teme a la IA. «Mi único enemigo es el mismo de todo creador: la rutina. Con no caer en ella, la creación está a salvo, al margen de si tiene más o menos éxito».

.

En cuanto a la necesidad de una regulación ética Salaverri considera imprescindible «exigir claridad sobre las fuentes que se han utilizado durante el entrenamiento de la Inteligencia Artificial, investigar los sesgos y asegurarse de que no se infringe la legislación sobre derechos de autor (aunque ya sabemos que también se infringía antes de la IA). Si no se regula, los escritores sufriremos los inconvenientes», advierte.

.

.

.

· Link

.

.

.

.

.

.

.

.