Un hidroavión nazi en Barakaldo
.
.
Tiempo de historias
.
.
.
.
.
Tiempo de historias
Apenas queda memoria de su presencia en la dársena de Portu. Solo algunos mayores tienen algún recuerdo muy vago de que durante un tiempo, hace muchos años, hubo allí un hidroavión amarrado y vigilado por soldados.
.
Es una remembranza difusa pero que corresponde a una realidad. En blogs y páginas web que se dedican a recoger fotos antiguas de Bizkaia aparece de vez en cuando la llamativa imagen de un gran hidroavión trimotor en el agua, con una identificación inconfundible en su cola doble: la esvástica nazi.
.
Se trata de uno de los varios aeroplanos que durante la Segunda Guerra Mundial acabaron en tierras vascas por azares del conflicto. El más notable por la importancia histórica de uno de sus pasajeros fue el alemán Heinkel-111 que se estrelló en la playa de La Concha, en San Sebastián, el 8 de mayo de 1945. Era el avión personal de Albert Speer, el arquitecto de Hitler, y llevaba a bordo a Leon Degrelle, el líder nazi belga, que venía huyendo de los aliados desde Oslo.
.
Lo que distingue al hidroavión de Barakaldo de los demás es que llegó casi intacto hasta su amarre, como recién salido de fábrica. Había sido ‘pescado’ por unos arrantzales que se lo encontraron flotando a la deriva cerca del cabo Matxitxako. Era un trimotor Blohm und Voss BV 138 C-1 que se había quedado sin combustible, amerizó y fue abandonado por su tripulación.
.
Antes de que pudiera localizarlo un buque de la ‘kriegsmarine’ fue capturado como si fuera un bonito por los arrantzales de la lancha ‘Virgen de los Ángeles’, que se lo llevaron a Lekeitio.
.
La historia de este aparato es poco conocida, en parte porque la prensa de la época, sometida a la censura y decididamente proalemana, hizo como que no existía. Hoy, tampoco es fácil encontrar información sobre él en internet, salvo alguna entrada en foros especializados de aviación y o en blogs como el de Iñaki Anasagasti. El texto más detallado que se puede encontrar sobre este avión apareció en 1989 en el número 8 de la revista de historia aeronáutica ‘Aeroplano’, del Ministerio de Defensa, firmado por el entonces coronel de aviación Emilio Herrera Alonso.
.
En su texto, titulado ‘Un hidro Blohm Voss 138 C-1, tres años en la ría de Bilbao’, el militar explica que la firma Blohm und Voss desarrolló varios modelos de avión entre 1933 y 1945. El que fue ‘pescado’ por los arrantzales era un BV 138, modelo del que se construyeron 297 unidades entre 1938 y 1943. Aunque recibió el apodo más o menos oficial de ‘Seedrache’ (dragón marino), se impuso el mote más popular de ‘Der Fliegende Holzschuh’, ‘zueco volador’, por el perfil de su casco.
.
Era un avión decididamente feo pero bien diseñado para su función, la patrulla marina de largo alcance y el reconocimiento naval.
.
El BV 138 medía 19,85 metros de longitud y tenía una envergadura de 26,94 metros. Su peso en vacío era de 10.800 kilos. Estaba propulsado por tres motores diésel Junkers Jumo 205D de 647 kW cada uno. Su velocidad máxima era de 265 kilómetros por hora y la de crucero de 240. Tenía una autonomía de 3.930 kilómetros. Formaban su tripulación 6 personas: piloto, copiloto, operador de radio y tres artilleros para servir otras tantas ametralladoras, una a proa, otra a popa y la tercera montada en un puesto abierto sobre el techo, detrás del motor central. Podía transportar bombas, minas o cargas de profundidad, o en su lugar hasta diez pasajeros.
.
El aparato que acabó en La Benedicta era una variante del modelo original, la Bv 138C-1, fabricada a partir de marzo de 1941 -o 1940, el dato difiere según las fuentes-, con algunas pequeñas diferencias respecto a los modelos anteriores: se cambió la hélice central tripala por una cuatripala, se mejoró el puesto del artillero situado detrás de la góndola del motor central y fue equipado con el radar de búsqueda FuG 200 Hohentwiel para misiones anti buque.
.
No se conserva ningún BV 138 completo. Es una pena que desapareciera el de la Benedicta, porque cuando fue encontrado era un avión nuevo. Su ‘pesca’ se produjo el viernes 24 de septiembre de 1943, según detalla Herrera. El ‘Reina de los Ángeles’, un barco de madera de 13 metros de eslora, estaba faenando a unas 15 millas al norte del cabo Matxitxako.
.
Hacía buen tiempo, con pocas nubes y marejadilla. A las diez de la mañana el patrón vio a lo lejos lo que le pareció una embarcación a la deriva pero que no acertó a identificar. Decidió acercarse para ver de qué se trataba. Él y sus tres marineros se quedaron boquiabiertos al encontrarse con el hidroavión, «algo inclinado por el ancla de cono que llevaba amarrada al morro», según Herrera. «Al acercarse vieron las grandes cruces negras en ambos costados y en las alas que lo identificaban como alemán».
Al ver que el avión parecía estar en buen estado, gritaron llamando a sus tripulantes. Al no recibir respuesta y ver que estaba abandonado, «decidieron abordarlo».
.
Pero tras fracasar en el intento, optaron por remolcarlo hasta Lekeitio, lo que hicieron con dificultades, dado el volumen de la ‘presa’, más grande y pesada que su barco. «Cayendo ya la tarde lograba el ‘Reina de los Ángeles’ entrar en el puerto de Lekeitio ante la curiosidad de toda la población que acudió a ver la insólita ‘pesca’».
.
El avión fue entregado a las autoridades, que decidieron remolcarlo hasta el puerto de Bilbao a la espera de que se decidiera qué hacer con él. Después se supo que había despegado de su base de Biscarosse, en las Landas, a las 6 de la mañana del 22 de septiembre, dos días antes de ser encontrado por los arrantzales. Tras realizar su misión cerca de Irlanda, se había quedado sin combustible y tuvo que amerizar a unas 20 millas al Suroeste de Arcachón.
.
La tripulación fue recogida por una unidad de superficie de la armada alemana que no pudo llevarse el hidroavión a causa de la mala mar que impedía la maniobra, por lo que fue dejado con el ancla de capa con la esperanza de poder recogerlo al día siguiente. Pero no fue así. El oleaje y el viento lo desplazó 70 millas, hasta donde fue avistado por la tripulación del pequeño pesquero vizcaíno.
.
El avión fue amarrado en la dársena de Portu, «bajo una custodia de una guardia del Ejército del Aire, que fue retirada el 1 de julio de 1946», ya concluida la guerra con la derrota de la Alemania Nazi. El teniente coronel Enrique Cárdenas lo entregó a la «comisión de control anglonorteamerica, a través de los cónsules de Gran Bretaña y los Estados Unidos en Bilbao», explica Herrera.
.
Era un avión raro, por lo que ni siquiera pudo ser vendido. Probablemente acabó desguazado. Solo quedan de él un puñado de fotos, en la que se lo ve amarrado en la dársena de Portu, completando con sus extrañas formas el paisaje industrial de la Margen Izquierda, y el borroso recuerdo de algunos vecinos mayores.
.
.
.
.
.
.
.