Óscar Beltrán de Otálora muestra en «Tierra de furtivos» un País Vasco pos-ETA lleno de claroscuros

Más de 30 años escribiendo de etarras, yihadistas, traficantes y malos de todo pelaje han curtido al periodista Óscar Beltrán de Otálora (Vitoria, 1967) en el reporterismo más exigente, una experiencia que ahora le brinda el trampolín perfecto para dar el salto a la novela negra con Tierra de furtivos (Ediciones Destino), un trepidante thriller que discurre por el lado más oscuro del País Vasco entre cazadores furtivos, traficantes de marihuana y disidentes de ETA.

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«No es una novela sobre la banda terrorista, pero sí sobre los rescoldos que han dejado años de violencia y no han terminado de apagarse», advierte su autor, que hizo mucha calle en el diario El Correo durante los años en los que ETA golpeaba con más crueldad.

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Los protagonistas, Mikel, un antiguo escolta de los años de plomo metido ahora a solitario guarda forestal; la joven y valiente Tatiana, hija de inmigrantes, que rompe con una banda de narcos para montar una peluquería en Vitoria que acoge a chavales conflictivos; y Josu, un ambicioso ertzaina que se ha labrado un prestigio en el cuerpo policial gracias a una garganta profunda que le proporciona información, son personajes inspirados en hombres y mujeres a los que Otálora trató como periodista.

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«He fusionado en ellos a gente que he conocido, desde escoltas que se jugaban la vida a diario a guardas forestales que me han contado tremendos casos de furtivismo y traficantes vinculados al cultivo de marihuana. Cada uno tiene su propia historia personal y ofrece su visión sobre la realidad. Algunos han vivido de cerca el terrorismo y otros, por su juventud, no lo han vivido igual y tienen que mirar en la Wikipedia», explica el escritor.

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Beltrán de Otálora subraya que, aunque el trasfondo del libro es real, no deja de ser una novela negra, género que le apasiona cuando «tiene un punto de crítica y te muestra una realidad que ignoras». Por eso su relato es también una invitación a los lectores para que viajen a través de sus páginas a un País Vasco «que se conoce poco», lleno de claroscuros, y vivan en su piel a través de la letra situaciones que han marcado la historia reciente de España. Teniendo en cuenta el amor del autor por Chandler, Hammett y Ellroy, la adrenalina está servida.

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