«No hay nada que asuste más que descubrir tu propia mezquindad»
Publica la novela ‘La seca’, un homenaje a la tradición corchera de su familia con una trama que ahonda en la soledad, las raíces y el impacto medioambiental de la modernidad
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A pocas semanas de que empiece el rodaje de la adaptación cinematográfica de ‘Los últimos románticos’, novela ganadora del Premio Euskadi de Literatura 2021, se pone a la venta otro libro de Txani Rodríguez (Llodio, 1977).
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Se titula ‘La seca’, en alusión a una enfermedad de los alcornocales que algunos nombran entre dientes, como si fuera un mal fario. Es un hongo que desnuda de hojas las copas de esos árboles recios. Un mal que primero ataca sus cimientos, igual que hace el miedo y la angustia con las personas.
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«Vaya, que casualidad. Hablando de la naturaleza, mira a quién tenemos aquí…», apunta la escritora y articulista de EL CORREO con una amplia sonrisa nada más ver a Dani, el jardinero del hotel Ercilla, que deambula por el bar americano, de maceta en maceta, con una regadera.
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– Usted no es nada apocalíptica y eso que en 2024 nos van a abrumar con series, películas, ensayos y videojuegos para meter miedo. No faltarán vampiros, inteligencias artificiales que atacan a la humanidad, monstruos, guerras…
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– No lo sabía y, la verdad, espero que no sea algo meramente artificial. Me gusta la pluralidad de miradas. Cada uno tiene la suya y sus miedos. Tampoco me seduce la idea de alentar el miedo. Puede ser muy paralizante. Si damos por hecho que el futuro va a ser muy negro, nadie va a tener ganas de hacer nada. Hay que dejar un resquicio a la esperanza y a la lucha. Y a la acción, también.
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– ¿Tiene usted razones para luchar?
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– Siempre las hay.
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– Además de la soledad, el paisaje y las relaciones personales, parece que le motivan mucho los conflictos, tanto en la realidad como en la ficción.
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– Sí. El tema de ‘La seca’ surge de un reportaje periodístico que hice para la revista ‘Minerva’. Como hija de andaluces, elegí algo muy cercano. El Parque Natural de los Alcornocales y la extracción del corcho pertenecen al terreno mítico de mi infancia pero, como se trataba de periodismo, lo confronté con la realidad. Lo puse al día. Así descubrí conflictos laborales, el futuro incierto del oficio de corchero…
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– Se le abrió una puerta a la ficción desde el periodismo.
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– Fue como una solución química. Lo mítico se transmutó en conflictivo y, por lo tanto, en literatura.
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– Esta última novela tiene un marcado aire de familia con otros libros suyos.
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– Hay temas recurrentes. Es un libro que dialoga bastante con ‘Agosto’. También creo que Irune, de ‘Los últimos románticos’, se podría tomar una caña con Nuria, la protagonista de ‘La seca’.
Txani Rodríguez. Escritora, guionista, periodista cultural y articulista de EL CORREO. Ganadora del Premio Euskadi de Literatura por su anterior novela, ‘Los últimos románticos’.
‘La seca’. Editorial Seix Barral. 271 páginas. Precio, 19 €.
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– ¿Tiende a idealizar el campo?
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– No, no. He evitado el maniqueísmo. No se trata de una historia de buenos y malos. O de listos y tontos. Tampoco presento el pueblo como un mundo de gente inocente. Los argumentos de unos y otros aparecen en pie de igualdad. Hay muchos campos, como muchas ciudades, y también muchos intereses egoístas. Hay gente que defiende el cultivo de aguacate y no le importa robar agua del río; hay una compañía eléctrica con sus planes, hay…
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– La protagonista de la novela tampoco es una santa.
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– Claro que no. Ella defiende su paisaje. Quiere que se mantenga inalterable y eso no puede ser. Todos tienen sus razones y yo las pongo encima de la mesa. Hay solidez en cada argumento, venga de quien venga.
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– ¿Usted defiende una postura tajante en el terreno medioambiental?
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– Hay muchos cambios que van muy rápido. Me suelo enterar tarde de las cosas y a Nuria le pasa lo mismo en ‘La seca’. Hace muchas preguntas y le llegan demasiadas respuestas. No se termina de aclarar. A mí me sucede algo parecido. En general, las decisiones medioambientales se explican muy mal. Por eso, tiendo a sospechar.
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– ¿A qué se refiere?
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– A que si no se cuentan las cosas, ¿por qué será? Desconfío.
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– Por cierto, más que el tema medioambiental, hay dos niños en su novela que intrigan muchísimo.
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– Son muy inquietantes, sí. Me recuerdan las historias de miedo de la literatura oral andaluza. Es de las cosas que más me gustan de la novela. ¿Existen de verdad? ¿Se los imaginan? ¿Qué representan? ¿Hay algo que dé más miedo que nuestra propia mezquindad? Los niños son un reflejo de los deseos de los adultos.
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– Son críos que miran directamente a los ojos de la gente.
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– Vamos a dejarlo ahí. No contemos más, jajaja.
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– ¿De verdad cree que la mezquindad propia asusta?
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– Yo creo que no hay nada que asuste más que descubrir tu propia mezquindad. Darse cuenta es terrible. Piense en qué asusta más: ¿una pesadilla en la que mueres o una pesadilla en la que matas?
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– ¿Ha cambiado usted mucho desde que empezó a escribir?
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– ¿En qué sentido?
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– ¿Hay mucho de la Txani del pasado en la actual?
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– Siempre he querido escribir. Es más, tengo cuentos publicados siendo niña. Sustancialmente hay muchísimo de mí de la Txani del pasado.
– ¿No la ha maleado la industria literaria? A veces se produce el fenómeno de ‘quién te ha visto y quién te ve’.
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– Procuro disfrutar de lo que me gusta. No solo de la escritura, sino también de la lectura.
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– ¿Cuál es el consejo principal que da a sus alumnos en los talleres literarios?
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– Leer. Y si vas a decir algo, si quieres escribir, que sea sobre algo que te interesa de verdad. El interés debe ser genuino. No hay que escribir sobre un tema solo porque le interesa a los demás.
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– ¿Algún libro que últimamente le haya sorprendido?
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– Me ha gustado mucho descubrir a Víctor Català, que era el nombre con el que publicaba Caterina Albert i Paradís. Es una autora del siglo XIX y es increíble lo modernísimos que son sus temas. Me ha encantado ‘La madre ballena y otros cuentos’.
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– ¿Por qué publicaba con un seudónimo masculino?
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– Por la polémica que se montó con ‘La infanticida’. Es una obra muy dura, pero aun así se le concedió un premio. Al saberse que la autora era una mujer, el jurado le quitó el galardón. Fue entonces cuando empezó a publicar como Víctor Català.
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– ¿Qué tal el rodaje de la película inspirada en ‘Los últimos románticos’?
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– Empieza el 5 de febrero. Tengo curiosidad máxima y mucha ilusión.
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– ¿No le inquieta que el director David Pérez Sañudo altere demasiado el contenido?
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– Lo importante es que mantenga el espíritu. Por lo demás, se puede contar de otra manera o hacer una cosa distinta.
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