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Asegura sentir fascinación «por las corrientes subterráneas y un punto oscuras que también se dan en ciudades supuestamente amables como Donostia». Así es ‘Los trucos de la bestia’, la primera novela publicada por la periodista Lide Aguirre (San Sebastián, 1979). La desaparición de un joven desencadena una investigación por ‘el desván de los cacharros’ de la ciudad, convertida en coprotagonista del relato. Redactora durante años de El Diario Vasco, Aguirre figuró entre los finalistas del Premio Planeta en 2018 con otra novela.
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– Este tiempo de pandemia le ha privado de presentaciones. Explique a los posibles lectores qué es ‘Los trucos de la bestia’.
– Es un ‘thriller’ que transcurre en San Sebastián. Me apetecía mucho trasladar una novela de ese género a una ciudad mediana y bonita como Donostia, buscar otra cara del conocido ‘marco incomparable’, entrar en las corrientes subterráneas de un lugar que también puede ser perturbador y claustrofóbico. He intentado asomarme al ‘desván de los cacharros’ de la ciudad. La novela arranca cuando un ciudadano, fotógrafo ‘free lance’ en el periódico, ve a un vecino en un coche conducido por un extraño y arranca una investigación que irá sorprendiendo al lector hasta el final. No quiero dar demasiadas pistas: quería escribir una novela como la que me hubiese gustado leer, un relato que te atrapa desde el principio y te amarra al sofá hasta que lo terminas.
«El ‘marco incomparable’ también puede ser claustrofóbico. Y en Gros, barrio de tantos ambientes, todo parece posible»
LA CIUDAD
«Llegar a la final del premio Planeta, hace dos años, fue una locura feliz que me dio mucha fuerza para seguir escribiendo»
EXPERIENCIA
«Mandé ‘Los trucos de la bestia’ al sello Berenice por probar y solo cuatro días después llamó Manuel Pimentel: quería editarla»
LA EDITORIAL
– Sí desvela en la nota final que el origen de la novela hay que buscarlo en una experiencia real que vivió usted misma.
– Sí, está en el origen remoto. Sucedió hace años. Yo iba al ‘súper’ del barrio a comprar algo para la cena y me paró un joven muy enigmático para invitarme a ver una exposición que había montado en casa de su abuela. Era alguien muy especial, con un magnetismo extraño. No fui, pero luego me acerqué al edificio, que estaba cerrado, y empecé a imaginar un relato que terminó siendo éste.
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– Ese encuentro sucedió en Gros, que es su barrio y que también cobra protagonismo en el libro.
– Sí, me gusta Gros, un sitio donde todo parece posible. Conviven el ambiente surfero y los bares de toda la vida, hay un gran cruce generacional, está la presencia natural del mar y de Ulía pero también un alma muy urbana y bulliciosa.
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– En ‘Los trucos de la bestia’ hay un paisaje idílico que esconde sucesos truculentos. Alguien puede relacionarla con las historias del Baztan de Dolores Redondo.
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– No he leído bien sus novelas. Tampoco quería hacer algo de género, sino centrarme sobre todo en los personajes. Leo de todo. Ahora he terminado ‘Las manos cerradas’, de Francisco Bescós, excompañero de estudios, que cuenta cómo crece su hija con parálisis cerebral y he alucinado.Pero también estoy con ‘No digas nada’, el relato en Irlanda del Norte de Patrick Radden Keefe.
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– Hace dos años dio usted la campanada en el Planeta. Quedó cuarta en las votaciones del jurado y primera entre quienes concurrían ‘sin padrinos’. ¿Cómo recuerda aquella experiencia?
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– Como una locura feliz. Fui periodista de El Diario Vasco durante años, pero opté por cuidar a mis tres hijas en una decisión que no todo el mundo entendió. A la vez, desde niña había tenido vocación de escribir y aproveché ese tiempo para hacerlo, aunque en condiciones no siempre fáciles. ¡Ahora que ya van las tres al cole puedo al menos dormir, años después! Presenté ‘La sombra del cerezo’ al Planeta por probar suerte y resulta que llegué a la final, estuve en la gala del premio en Barcelona y viví a tope aquella experiencia que me marcó.
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– Pero finalmente no fue publicada.
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– No. Espero que sea editada pronto. Pero aquello me dio mucha fuerza para seguir escribiendo. Hice ‘Los trucos de la bestia’ y la mandé sin pensarlo mucho a Berenice, la editorial de Manuel Pimentel. Solo cuatro días después me llamó: quería publicarla. Iba a salir en marzo, pero la pandemia ha aplazado la publicación hasta ahora. Tenemos las circunstancias en contra, sin poder hacer presentaciones públicas, pero he comprobado que está ya bien distribuida.He ido a comprobarlo personalmente a muchas librerías, y dicen que se está vendiendo bien.
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– ‘La sombra del cerezo’ arrancaba con el caso terrible de una madre y una hija que aparecen ahorcadas, y ‘Los trucos de la bestia’ se sumerge también en el lado oscuro. ¿No le apetece escribir una novela romántica o un título de humor?
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– Tengo ya escrita una novela con mucho humor que también espero que vea la luz. Yo sigo escribiendo porque así soy feliz: entrando en otros mundos, viviendo en otros personajes.
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