La escritora Mar Aísa Poderoso confiesa que le gusta arriesgar y así lo ha hecho con su última novela, La ciudad esmerilada, en la que ha aportado un toque de thriller a la saga de novela policiaca que inició con Dostoievski en la hierba y continuó con ¿Quién ha visto a una sirena?, siguiendo los casos del subinspector Diego Cárdenas en Logroño.
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Mar Aísa desgranó aspectos de su obra en una animada conversación con las también escritoras Angélica Morales y Camino Díaz realizada recientemente en la librería Santos Ochoa con motivo de la presentación de su último libro, con cuyo título quiso hacer un homenaje a Paul Auster y su Ciudad de Cristal.
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“Es un renovador de la literatura, que inició una novela policiaca muy singular y me apetecía hacerle este guiño”, explicó la escritora, a quien le impactó que, como una de esas sincronías de las que el propio autor hablaba, falleció dos semanas antes de que se publicara el libro de Aísa.
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Paul Auster forma parte del amplio bagaje cultural de Aísa, que le permite introducir en sus novelas muchas referencias de música, arte y literatura, lo que unido a su evolución personal le hace arriesgar en cada novela. El éxito de sus anteriores títulos también le aporta seguridad; la primera fue “un salto al vacío”, define.
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“Me pongo desafíos. Cada novela tiene que llevar a una pirueta o un doble mortal, porque en la vida hay que arriesgarse y querer hacerlo cada vez mejor”, agregó.
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Por eso sus novelas, que se pueden leer de forma individual, evolucionan y han pasado “de colores muy tenues a luces de neón”, como expresó Angélica Morales.
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Un texto trepidante donde también hay “pequeñas escenas con ambientes de conversación y reflexión, porque en una novela quieres picos, pero también esos descansos para disfrutar”, trasladó Aísa.
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El reto en La ciudad esmerilada era mantener la esencia que hace que se reconozca el estilo de la autora, pero, como explicó, “desafiar y poner en un brete a estos policías que se tenían que enfrentar a algo nuevo para ellos y nuevo también para mí.
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De una novela más policíaca pasa una novela policíaca, pero con un punto de thriller”, explicó.
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El lector de su obra se convierte en detective en busca de resolver el misterio, a partir de pequeñas pistas que luego cobran sentido, “pero también hay otros elementos -avisa-.
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Es una novela donde hay muchas emociones y muchos personajes que vamos a ir descubriendo en su lado más personal y otros aspectos en los que se van entremezclando, que me gusta mucho y que tiene que ver con el mundo de la cultura”, explicó Mar Aísa.
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Porque su literatura quiere hacer sentir, evocar y emocionar, “removernos por dentro”, resumió la autora, y en estas andan sus personajes, también un reto para Aísa mantenerlos novela tras novela y seguir metiéndolos en la vida de los lectores.
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“Diego está en un momento vital complicado, ha salido de un divorcio y se apoya mucho en su hermana Lucía, que es traductora.
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Pero Lucía tampoco lo está pasando mejor, porque hace tres años que su marido desapareció en la frontera entre Venezuela y Colombia en un accidente de aviación y todavía no sabemos qué le ha pasado. Va a ser uno de los enigmas de esta novela”, avanzó.
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“Me parecía bonito ese tándem de hermanos que no es muy habitual en la novela policíaca. Suele ser otro tipo de equipos policiales, pero dos hermanos, un policía y una traductora, es original y he puesto bastante carne en el asador para que esa relación fraternal nos toque el corazón y de alguna manera nos identifiquemos con ellos”, apuntó.
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Sobre su forma de trabajo, la autora explica que parte de una idea inicial que llega “como un chispazo”, que le lleva al final.
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“Pero todo lo que va surgiendo en el proceso creativo lo voy construyendo conforme voy escribiendo. No tengo una escaleta -apuntó- ni sé lo que va a pasar porque me gusta dejarme llevar. Disfruto en ese vaivén de la propia escritura en el que, cuando me siento a escribir, lo que surge para mí también es una sorpresa”.
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El trabajo de creación de los personajes, “auténticos y potentes”, es muy satisfactorio para la autora, que explica que sus novelas hablan de muertos, “pero son muertos que nos van a hablar de la vida también.
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Me gusta aprovechar la coyuntura de hablar la muerte -afirmó- para profundizar en los personajes y dotarlos del volumen suficiente para que sean interesantes y siempre con un punto de misterio”.
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La familia paterna de Mar Aísa procede de Gurrea de Gállego, ella nació en Zaragoza y Logroño es su ciudad de adopción y el escenario de sus tres novelas.
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“Cuando me propuse escribir estos libros me apetecía hacerlo en Logroño, una ciudad poco conocida literariamente.
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Quería que mis personajes recorrieran sus calles y que los logroñeses conocieran la ciudad de una manera diferente, con esos olores, sabores, ese ambiente, y a quienes no son de Logroño les apetece ir a descubrir la ciudad.
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La literatura siempre es un vehículo maravilloso para viajar y emocionar”, transmitió.
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Aísa abundó indicando que “estamos acostumbrados a llevar a los personajes a ciudades que nos parecen más exóticas o donde creemos que la probabilidad de que ocurran cosas es mayor.
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Para mí -apuntó- eso es lo de menos. Las relaciones humanas, el mal y el bien se dan en cualquier lugar, en cualquier pueblo o en cualquier pequeña ciudad”.
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Todo destila Logroño en su obra, incluso los apellidos proceden de alumnas suyas. Aísa es profesora y trabaja desde hace años con alumnos de 15 a 19 años, una labor que le apasiona.
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“El mundo de los jóvenes me parece muy importante y en una novela negra al final siempre tocas temas también de la sociedad que nos toca vivir y sobre los que quieres dar un toque de atención.
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No es un tema central en la novela, pero hay muchas subtramas y es uno de los temas que emergen a través de algunos personajes.
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Soy muy optimista siempre con los jóvenes -añadió-, creo que no son ni mejores ni peores, sino que tienen una sociedad mucho más compleja a la que la que tuvimos nosotros.
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Tampoco lo tenemos fácil los padres y los profesores, pero sí tenemos que estar con los ojos muy abiertos para saber por dónde se están moviendo en este este momento tan complejo”.
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Dostoievski en la hierba transcurre en otoño; ¿Quién ha visto a una sirena?, en invierno; La ciudad esmerilada, en primavera… “Nos falta el verano y ya estoy trabajando en ella”, anunció.
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“Trabajo constantemente, cuando termino la novela ya empiezo prácticamente la siguiente, no me gusta parar, es un riesgo. Prefiero encadenar los trabajos, y ya forma parte de mi día a día escribir”, indica.
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