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Pierre Lemaitre: «La historia nos enseña que los políticos nos toman por gilipollas hoy igual que hace 70 años»

El escritor francés publica ‘Un futuro prometedor’, una nueva entrega de la saga de los Pelletier que narra con ecos de novela de espías la Francia de los años 50, una época naíf e incierta en la que se esconde las claves de nuestro presente. «Ninguna ficción ha logrado cambiar el mundo»

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El escritor Pierre Lemaitre la semana pasada en Burdeos.

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El escritor Pierre Lemaitre la semana pasada en Burdeos. THIBAUD MORITZ

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Echando la vista atrás, Pierre Lemaitre (París, 1951) asegura sorprenderse del camino que ha tomado su literatura.

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Escritor tardío, alcanzó el éxito con un buen puñado de exitosas y premiadas novelas negras, pero sería Nos vemos allá arriba, su aclamada novela ambientada en la Gran Guerra que le valió el Premio Goncourt, la que cimentaría un proyecto consistente en narrar el siglo XX década a década a la manera de los Episodios nacionales de su admirado Galdós, «a quien creo que en España no le dais todo el valor que merece», reprende sonriente a La Lectura en Burdeos, ciudad que aparece fugazmente en su nuevo libro y donde vive desde hace años.

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Esta novela, Un futuro prometedor (Salamandra), la sexta de su proyecto y la tercera centrada en la familia Pelletier, nos lleva hasta 1959, el núcleo de lo que en Francia llaman los Trente Glorieuses -el periodo de gran auge económico europeo de posguerra, entre 1945 y 1975-, una época optimista y despreocupada en la que el capitalismo y la fe en el progreso campaban a sus anchas, la Guerra Fría y el miedo nuclear eran moneda corriente y la sociedad empezaba a mostrar las ansias de aperturismo que culminarían en las grandes protestas globales de 1968. Y también, la época en la que comenzaron a tomar forma las líneas maestras de nuestro incierto presente.

Jugando a los espías

«Viendo con ojos actuales esos años 50 y 60 es fácil tener la impresión de que Francia y toda Europa estaban en una adolescencia bastante naíf, ingenua, feliz, como si no existiese el futuro. Estábamos contentos de haber dejado atrás el oscuro pasado y vivíamos en una especie de inconsciencia, imaginándonos que ese estado podía durar eternamente«, analiza Lemaitre, que opina que esas décadas centrales del siglo XX, aunque suene raro, son la última página del siglo XIX.

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«Esa época decimonónica de la Revolución Industrial está marcada por una confianza ingenua en el progreso, en la técnica y en el futuro, algo que se mantuvo hasta casi los años 70 y que hace de frontera con la llegada de un neoliberalismo voraz que domina nuestra época actual«, reflexiona el escritor, que asegura: «no nos dimos cuenta de hasta qué punto esos años iban a condicionar el día de hoy».

«Pensando en esos años de fuertes tensiones entre la URSS y EEUU es una locura ver cómo la geopolítica actual parece haberse dado la vuelta»

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Un presente que parece haber retrocedido varias décadas, apunta irónico al recordar que aspectos clave de hace 70 años como el conflicto de bloques que fue la Guerra Fría, el miedo a un ataque nuclear o el colonialismo, que considerábamos cosas del pasado, vuelven a tener una importancia vital en la actualidad.

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«Pensando en esos años de fuertes tensiones entre la URSS y EEUU es una locura ver cómo en la geopolítica actual todo parece haberse dado la vuelta«, sostiene el escritor. «Es una pena que Donald Trump se dedique a la política, porque es un inmenso guionista que tiene unos golpes teatrales increíbles, que ningún escritor podría imaginar. Cuando Philip Roth escribió La conjura contra América todo el mundo pensaba que era literatura, pero incluso esa novela era relativamente sensata en comparación con el delirio enorme en el que vivimos desde hace unos meses«.

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Un futuro prometedor

Traducción de José Antonio Soriano. Salamandra. 560 páginas. 24 € Ebook: 12,99 €
Puedes comprarlo aquí.

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Si en las dos anteriores novelas de la saga, El ancho mundo y El silencio y la cólera, los protagonistas eran Éttiene y Hélène, dos de los cuatro hermanos Pelletier, en Un futuro prometedor el grueso de la acción, ambientada en 1959, recae en François, periodista de éxito centrado en reportajes televisivos que a raíz de un viaje a la Checoslovaquia comunista se ve implicado en una vibrante trama de espionaje.

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«Creo que los servicios de inteligencia representan el inconsciente de las sociedades occidentales, dirigen la sociedad en segundo plano y cuando salen a la luz es por un lapsus», explica Lemaitre, quien reconoce que fue muy divertido plantear una novela de espías deudora, reconoce de Simenon y, especialmente, de John le Carré.

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«Aunque a veces sus intrigas eran tan complicadas que al cabo de 300 páginas ya no sabían ni de qué hablábamos«, bromea. «Con el paso de los años me di cuenta de que la trama no tenía ninguna importancia, lo importante es mantener la intriga e introducir en ella otros temas».

La paradoja del capitalismo

Por ejemplo, el temor a un ataque o accidente nuclear, posibilidad que ya no suena tan remota, pero que ha supuesto para el escritor un descubrimiento desagradable.

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«Lo que me sorprendió al investigar los accidentes nucleares reales que salen en el libro es que gobiernos que eran antagonistas, Reino Unido y la URSS, se pusieron implícitamente de acuerdo para esconder ante la población lo que estaba ocurriendo«, reconoce.

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«Retrospectivamente, es algo que me alarma. Durante años, incluso tras Chernóbil, los gobernantes de Francia tuvieron el morro inmenso de decirnos que la nube se iba a parar en la frontera, igual que hoy rebajan la tensión. Es decir, hoy en día nos toman por gilipollas igual que lo hacían hace 70 años«.

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El escritor Pierre Lemaitre la semana pasada en Burdeos.

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El escritor Pierre Lemaitre la semana pasada en Burdeos. THIBAUD MORITZ
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La crítica al poder político se hace en la novela desde el mundo del periodismo, «un actor por derecho propio y un personaje más de la novela», señala Lemaitre, que recorre su compleja evolución a través de François, «testigo del auge del periodismo de masas y los sucesivos avances tecnológicos» y muy crítico con su dependencia del Gobierno.

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«En esos años en Francia, todavía más que hoy, la información era extraordinariamente dependiente de la política. François lo dice en un momento: ‘somos como la caja de resonancia del poder, no somos periodistas independientes'».

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«Hoy en día estamos pagando los errores y el optimismo ingenuo de los años de posguerra, y retrospectivamente, es una lección cruel»

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También el poder económico, encarnado en Jean, el cuarto hermano, empresario de éxito y protagonista de la cuarta novela que cierra la tetralogía -que Lemaitre ya tiene escrita y publicará en los próximos meses-, recibe su tirón de orejas.

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«En esos años el capitalismo no tenía adversario, sólo un bloque comunista donde la vida era peor, así que se aceptaba con ingenuidad, acríticamente. Y es comprensible, pues apenas existía paro, el nivel de vida aumentaba a pasos agigantados…

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Pero el gran problema del capitalismo no es que quiera ganar dinero, sino su cortoplacismo, cuyos efectos sentimos hoy», reflexiona el escritor.

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«Es una gran paradoja que ese sistema que logró garantizar la felicidad de la población haya provocado hoy el desastre medioambiental, ejemplificado en la desaforada construcción, por ejemplo, y una gran fractura social derivada de la crueldad progresiva con las clases populares. Ahora estamos pagando los errores y el optimismo ingenuo de los años de posguerra, y retrospectivamente, es una lección cruel».

Una jubilación lejana

A pesar de los millones de ejemplares vendidos sobre la historia de Francia, este antiguo profesor de Literatura, se muestra cauto sobre el poder de los libros para cambiar la sociedad. «La necesidad de ficción es algo intrínseco a la naturaleza humana, sin embargo creo que ninguna ficción ha cambiado ni va a poder cambiar el mundo.

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Hay ciertos libros como la Biblia, el Corán o incluso El capital de Marx que si han tenido ese poder, pero las novelas no», insiste rotundo. «No obstante», se corrige sonriente, «la literatura sí sirve para movilizar los imaginarios. Libro tras libro, ficción tras ficción, cada uno de nosotros va forjando herramientas para entender la realidad«.

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«La literatura no tiene el poder para cambiar el mundo, pero ficción tras ficción los lectores vamos forjando herramientas para entender la realidad»

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El mismo papel concede a la historia, pues juzga que si bien «el pasado nos permite entender cómo hemos llegado hasta aquí, no tiene fuerza predictiva.

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El futuro es imprevisible, por eso las comparaciones con los años 30 no nos sirven para hoy«, reconoce.

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«El ejemplo, de nuevo, es Trump. Estuvo cuatro años en el poder y ya sabíamos que lo era. Durante toda la campaña, dijo lo que iba a hacer, y en un mes, ha cambiado la faz del mundo, es la punta de lanza de un cambio increíblemente violento y estamos todos sorprendidos, como si nadie lo hubiese visto venir».

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En unos meses, cuando salga la cuarta parte, Lemaitre alcanzará su objetivo de llegar a los años 70, pero no sabe todavía si se animará a completar con más novelas las últimas décadas del siglo XX.

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«Si le hago caso a mi cardiólogo, el pronóstico es quedarme ahí», dice irónico. «Tengo 74 años y no sé si debería embarcarme en otras tres novelas. Si lograra llegar hasta el final habría 10 libros, 5.000 páginas de historia de Francia, pero no sé si con 80 años estaré en condiciones.

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Además, durante toda la vida fui militante a favor de la jubilación a los 60, así que estoy en una postura un poco complicada», concluye sonriendo.

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6 Comentarios

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Melibeagala

Pues jubílate ya estamos hartos de tus divagaciones comunistas

 

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Melibeagala

@Tess #1 hay que leer entre las lineas y ver como manipula lo que llama «Historia»

 

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Melibeagala

Un verdadero comunista que se olvida de lo que pasa en los países comunistas.Soló ve lo que le da la gana.

 

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Tranquila_que_te_aviso

Lo zurdo-woke lleva zarandeando inmisericordemente las sociedades occidentales 30 años, y ahora llega la reacción (de la gente sensata, no nos vayamos a confundir). Lamentablemente, dicha reacción social llega de la mano de un exaltado…Pero es que la situación había llegado a un punto, en el que ese exaltado, lamentablemente, tenemos que verlo como nuestro exaltado.

 

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Krist

El problema no es que los políticos nos tomen por idiotas, es que un número muy significativo de votantes y no votantes realmente lo son. Véase el caso de España.

 

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Tess

Excelente escritor. Me encantó Los Colores del Incendio.

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