.
.
.
.
La era victoriana, que se extendi贸 desde 1837 hasta 1901 bajo el reinado de la Reina Victoria, fue un tiempo marcado por un f茅rreo puritanismo que dominaba todos los aspectos de la vida, especialmente la moralidad, la sexualidad y el decoro.
.
En esta 茅poca, la sociedad viv铆a aterrada por la posibilidad de perder las apariencias y de que la virtud femenina fuera mancillada, obligando a las mujeres a vivir bajo una vigilancia constante.
.
Cada detalle de su comportamiento era regulado, desde sus conversaciones hasta la manera en que vest铆an.
Las mujeres, atrapadas en una corseter铆a opresiva y en vestidos tan largos como pesados, eran s铆mbolos de un recato extremo que rozaba lo absurdo. Incluso un simple tobillo se consideraba un esc谩ndalo, y en las zapater铆as victorianas, los biombos de madera se erig铆an como barreras entre la mujer y el mundo, como una condena silenciosa a cualquier insinuaci贸n de sensualidad.
.
La sociedad victorianista no se conformaba con regular las ropas; hasta las piernas de los muebles deb铆an estar cubiertas para evitar cualquier insinuaci贸n inapropiada.
.
Era un mundo donde todo lo que pudiera despertar deseos o pensamientos impuros era erradicado con una fuerza implacable. La misma literatura, el arte y las conversaciones estaban te帽idos por la sombra de un puritanismo tan riguroso que incluso las palabras m谩s inocentes eran sometidas a juicio.
–
Pero en medio de esta opresi贸n, la hipocres铆a se ergu铆a con descaro. Mientras que se predicaban valores de castidad y decoro, la desigualdad y la explotaci贸n crec铆an en las sombras, especialmente entre las clases bajas y en las colonias. La realidad era brutal, pero nunca se reflejaba en la aparente perfecci贸n de la sociedad victoriana.
.
As铆, la era victoriana, con su control social absoluto y su represi贸n sexual, nos deja una imagen de una sociedad atrapada en su propio miedo al deseo y la libertad. Un per铆odo en el que la moral puritana no solo reprimi贸, sino que deform贸 la realidad, convirti茅ndola en una prisi贸n de normas, miedos y contradicciones. 驴Cu谩nto sacrific贸 la humanidad en nombre de una moral que, con el tiempo, parece m谩s una pesadilla que una virtud?
.
.
.
.
.