.

.

.

El último grito de la novela histórica. Nuevas tendencias de un género siempre de moda

Más de treinta escritores y editores se dieron cita en Úbeda. ABC aprovechó el encuentro para radiografiar los nuevos caminos de este género literario

Radiografía del género ‘Negro español’

Recreación histórica de la Guerra de Secesión de los EE.UU. en el Certamen Internacional de Novela Histórica de Úbeda JESÚS DELGADO / CINH
.
 

Hacer ficción del pasado es algo connatural al ser humano. Es algo que se ha hecho desde hace siglos, sino milenios, y buena prueba de ello son Homero y Shakespeare. Pero el canon contemporáneo de la novela histórica lo establecieron autores decimonónicos como Walter Scott o Alexandre Dumas. Fijado como uno de los géneros literarios populares por antonomasia, desde entonces ha cambiado y sufrido metamorfosis, grandes o pequeñas, para seguir en sintonía con el gran público lector. Lucha, paradójicamente, para no pasar de moda. Y en pleno siglo XXI, ahí sigue.

.

Entre gladiadores, el general Riego, soldados confederados y otros personajes históricos que invaden el casco antiguo renacentista, patrimonio de cultural de la Unesco, de la ciudad de Úbeda, ABC busca una radiografía de la actual novela histórica. Y no, no es el retorno de la televisiva El Ministerio del Tiempo ni una fantasía calenturienta de un novelista imitador de Tim Powers. Estamos en el Certamen Internacional de Novela Histórica de la ciudad jiennense, que alcanza su décimo segunda edición, entre sus actividades de animación y recreación y nos hemos ‘empotrado’ entre los más de 30 autores y editores de género asistentes, provenientes de cinco países diferentes, para tratar de lograrlo.

.

Porque mantener este tipo de novelas en el podio de la atención de los lectores es complejo y el equilibrio se puede perder en cualquier momento. Ya lo declara a este diario Lindsey Davis, emperatriz de la novela de detectives en la antigua Roma, que está en esta cita para recibir el premio Ivanhoe a toda su trayectoria: «Cuando empecé, todos los editores decían que no había futuro ni mercado para la novela histórica. Ahora ha cambiado todo. Todo el mundo quiere escribir novela histórica, ¡aun sabiendo lo difícil que es hacerlo bien!».

.

Y cuidado porque la alegría va por barrios. El italiano Andrea Frediani, gran éxito en su país que intenta repetir en España con novelas como las de su serie ‘Roma Caput Mundi’ (Newton Compton), asegura que en su país la novela histórica está sufriendo un «considerable bajón en los últimos cuatro años».

Bienvenidos al multigénero

Si algo parece quedar patente hablando con unos y con otros es que la novela histórica es hoy un género de géneros. El apellido histórico da la importancia al contexto recreado, pero la narración debe estar impregnada de elementos que se suelen asociar a otro tipo de ficciones.

.

Lo tiene claro desde el recién llegado hasta el mayor escritor de éxito consolidado. «La novela histórica agrega cada vez más géneros», explica el aragonés Luis Zueco, una de las voces más exitosas del género en los últimos años y el triunfador en ventas en esta cita con su última novela ‘El tablero de la reina’ (Ediciones B). Y cita el thriller, la novela romántica o incluso la fantástica como fuentes de inspiración: «Así se llega a más público, adquiriendo elementos que funcionan en otros tipos de novelas y que ahora vemos que benefician al nuestro».

.

Viviana Rivero, una superventas del género en su Argentina natal y que lleva años tratando de trasladarlo a España con novelas como ‘Apia de Roma’ (Espasa), explica que «el público de hoy nos exige que una novela histórica tenga de todo, aunque predomine lo histórico: intriga, amor, datos y hasta un mensaje profundo».

.

«La nueva novela histórica demanda contaminación de géneros», afirma Ana B. Nieto, autora que ha tocado varios géneros literarios, y que pone en práctica su afirmación con ‘Luz de Candelas’ (Edhasa), una refrescante ficción sobre el célebre bandolero del siglo XIX Luis Candelas. Todos, o la mayoría, coinciden.

El thriller también reina… en el pasado

Todos los escritores citan el thriller como elemento clave y no se puede negar. Dos de los fenómenos de este género de los últimos años, los Carmen Mola y Susana Martín Gijón, han desembarcado recientemente en la intriga histórica con novelas como la ganadora del premio Planeta, ‘La bestia’, los primeros, o la reciente ‘Babilonia, 1580’, la segunda. Y no van a ser los últimos en hacerlo por lo que se rumorea en el sector.

.

Agustín Martínez, uno de los Carmen Mola, explica que el irse «al pasado permite jugar con los géneros. En ‘El infierno’ -su segundo thriller histórico- hay folletín y novela de terror. En ‘La Bestia’ había novela costumbrista y homenaje a Dickens y la picaresca. Esa amalgama de géneros es muy divertida y permite probarnos en distintas facetas».

.

Eso sí, la adaptación de los códigos de un género tan contemporáneo como el thriller exige adaptación en su salto al pasado. Antonio Mercero, otro de los Carmen Mola, explica «que el ritmo de lo histórico tiene que ser algo más detenido porque tienes que describir la época y sus ambientes, así que hay que buscar otros elementos para acelerar la trama».

.

Recreación histórica de la ejecución del general Riego en el Certamen Internacional de Novela Histórica de Úbeda JESÚS DELGADO / CINH
.

¿Qué tiene lo histórico que atrae a los grandes éxitos de la intriga? El tercero del trío y el que cuenta con más experiencia en este género, Jorge Díaz, lo expresa así: «No sé si hay necesidad del público para que lo hagamos o de los autores para que el público la sienta. Ya es muy difícil ponerle una rareza a un inspector más: hay enanos, agentes que van al karaoke… Necesitamos despuntar por algún lado y quizá muchos estemos saliendo hacia el pasado para seguir sorprendiendo al público».

.

Paradójico resulta, en este panorama, que una de las pioneras de esta mezcla como Lindsey Davis esté, a día de hoy, sin editorial en España que traduzca sus obras.

Adiós, historia novelada, adiós

Esta mezcla de elementos provenientes de otros tipos de ficción parece certificar sino la muerte, sí el crepúsculo de lo que se suele denominar «historia novelada». La recreación, muy fiel a las fuentes más canónicas, de un hecho o personaje histórico sin arriesgar a ficcionar nada mucho más allá de los diálogos necesarios.

.

Una de las más combativas en ese campo es la escritora Espido Freire que en su intervención defiende rotundamente la primacía de la ficción sobre la Historia en este género y que no se debe dar tanto el peso de la documentación en el proceso. Afirmaciones estas que generan no poco debate entre sus compañeros de oficio.

.

El debutante Toni Monserrat, que ha publicado con gran éxito ‘Isla Negra’ (Plaza&Janés) una historia de misterio en torno a un crimen real ocurrido en la isla de Ibiza en el siglo XIX, defiende que el primer objetivo es «entretener», pero que para él es «crítico transmitir la realidad histórica». «Siento que engaño al lector, si incurro en un anacronismo», sentencia.

.

Una veterana del género y académica llegada de Argentina como María Rosa Lojo desgrana su visión matizada de esta compleja relación. «Una novela histórica es ante todo novela. Aunque hay que trabajar la Historia y el estudio antes, para que cuando traicionemos algo del pasado real, lo hagamos a conciencia, no por desconocimiento. Así no engañamos al lector y somos claros en el contrato narrativo con él», postula.

.

Por último la hispano mexicana Laura Martínez-Belli, autora de novelas como ‘Locura imperial’ (Espasa) y profesora de narrativa, afirma que «el lector de novela histórica hoy tiene necesidad de historias que no le hayan contado antes y de que se le vuelva a contar la historia. Aquellas novelas que explicaban más que mostraban, con cierto aire academicista, ya no tienen cabida con un lector tan audiovisual como el actual. Además, si se quiere llegar al público más joven, no podemos escribir más ‘Yo, Claudio’. Los lectores ahora piden novelas más dinámicas y de tramas más llamativas. Pero siempre con rigor histórico y calidad literaria, que no creo que estén reñidas».

El desafío local al centralismo

Los lugares y las épocas que ocupan las novelas también sufren su propia metamorfosis. En la actualidad, y tras años de una primacía casi asfixiante de, sobre todo, Barcelona (medieval, romana, decimonónica, modernista…) y, algo menos, Madrid (la del siglo de Oro, del XIX o principios del XX), la descentralización parece haber llegado a lo histórico.

.

Ibiza, el Levante, Galicia, Toledo, Cantabria son solo algunas de las ambientaciones que se pueden detectar en las baldas de novedades del género. Y ninguna es tan numerosa como la de los dos grandes ejes culturales del país, pero sumadas compiten con ellos.

.

La historiadora Nuria Sauch, que ha debutado este año en la literatura con ‘Trienio’ (Ediciones Pàmies) que relata las tensiones del llamado Trienio liberal desde una zona de la costa mediterránea entre Tarragona y Castellón, tiene bien visualizada esta tendencia. «Generalmente siempre se ha visto la historia desde el centro de poder, pero desde los años 2000 en la Historia los estudios locales han ido cogiendo fuerza y esto se nota en las tendencias literarias», explica, «porque lo local y la microhistoria, son un frasco que contiene la esencia de lo que ocurre a nivel global».

.

«Hay demanda del lector, pero en realidad es como una pescadilla que se muerde la cola, ¿qué viene primero, la tendencia, las ganas del público o las obras que salen publicadas?», reflexiona.

Los romanos resisten

Sin embargo, más allá de novedosas ambientaciones, quienes aguantan invencibles como sus legiones a la espera de una decadencia esperable es la antigua Roma. En los últimos años, la prueba más evidente de esta resistencia es Santiago Posteguillo que lanza la segunda entrega de su serie dedicada a Julio César, ‘Maldita Roma’ (Ediciones B) tras el éxito fulgurante de ‘Roma soy yo’, que se convirtió en una de las novelas más vendidas del año pasado.

.

¿Pero cómo siguen interesando los antiguos romanos cuando ya tenemos cientos de ficciones sobre ellos, cuando parece que queda poco por novelar? Juan Tranche, autor de la novela ‘Gladiadoras’ (Planeta) tiene claros los motivos. «Varias generaciones nos hemos criado disfrutando de películas de romanos, desde Ben-Hur hasta Gladiator, leyendo cómics de Astérix y Obélix… Además, nos sentimos muy identificados con esta etapa de nuestra historia. Nuestro idioma, nuestras leyes, la organización de nuestras ciudades, incluso muchas de nuestras costumbres, para lo bueno y para lo malo, vienen de la antigua Roma y eso alimenta nuestra curiosidad por querer saber más», asegura este escritor.

.

Pero no todo es positivo. Frediani, que además de novelista es historiador especializado en esta época, denuncia que «en la actualidad hay demasiada gente escribiendo sobre Roma aunque no sepan de Historia», quizá por el interés comercial. «Muchos escritores no saben diferenciar entre una fuente válida y otra que no lo es. Y es un problema», concluye.

.

El italiano, por ejemplo, defiende que para escribir de este periodo no solo se tiene que ser «un especialista», sino que además debería probarse en labores de recreación para ser capaces de hacer «sentir y visualizar» la época a los lectores.

.

A pesar de esto, surgen cada cierto tiempo ambientaciones y temáticas que desafían a las grandes del género (no solo Roma, también la Edad Media). Una de las más recientes es el interés por Asia, y más concretamente Japón, y su historia. Paladín de esa tendencia es el gaditano David B. Gil, que recogía el premio Cerros de Úbeda a la mejor novela histórica publicada en España en 2022 por ‘Forjada en la Tormenta’ (Suma de Letras). B. Gil asegura que la aparición de nuevas temáticas es «el proceso natural de expansión y madurez del propio género».

.

«Pertenezco a la primera generación de autores que crecieron con un cómic manga en las manos», rememora para ABC, «por lo que hemos tenido un contacto amplio con tradiciones narrativas más allá de lo occidental, y que gracias a internet hemos manejado fuentes de de documentación antes inaccesibles». Y explica que el secreto está en «explicar que las pasiones humanas son universales, aunque la gestión de esas emociones sean distintas. Eso permite crear vínculos entre el lector y tus personajes. Y, de repente, el entorno exótico deja de ser un problema y se convierte en un aliciente».

Más lectoras, más escritoras, más perspectiva

Que las mujeres son las que más leen en España es un hecho ya constatado por las estadísticas oficiales, y eso, en los tiempos en los que vivimos, se tiene que notar. Penélope Acero, editora y capitana de uno de los sellos clave en la evolución de la novela histórica en España, Edhasa, explica que, en un género dominado por los autores masculinos, cada vez hay más escritoras. Siempre han sido importantes, no olvidemos a Coleen McCullough, Rosemary Sutcliff o Isabel San Sebastián, pero ahora hay más.

.

«Es el apunte de los nuevos tiempos y de lo que viene, porque amplía y diversifica los temas y miradas, y no me refiero solo a la llamada perspectiva, que no me gusta demasiado, pero sí ahondan la diversidad del género», asegura la editora.

.

Aunque todavía hay mucho por recorrer, como reconoce una «purista» del género, como se denomina una joven estrella ascendente en el género como la historiadora Andrea D. Morales con solo dos novelas históricas en su haber protagonizadas por mujeres, la última ‘La dama de la judería’ (Ediciones B), que espera que «la perspectiva de género, el reconocimiento del papel y la importancia de la mujer en el pasado despunten más».

.

«Hoy se piden nuevas perspectivas de género, ya sean escritas por mujeres o por hombres, que muestren mujeres menos sumisas, porque mujeres de armas tomar ha habido siempre. Esto es una necesidad, hay que cambiar de punto de vista», asegura Martínez-Belli.

Las muchas batallas culturales

La perspectiva de género está muy presente en la nueva novela histórica de género -donde hay autores que reconocen haber probado el test de Bechdel en sus obras-, pero no es la única batalla cultural presente. Lejos del tópico que dice que este género es meramente escapista u objetivo, cada vez hay mayor consciencia de que el que escribe del pasado acaba hablando, de alguna u otra manera, del presente.

.

Aunque pocos autores gustan hablar, al menos fuera del ‘off the record’, de las dimensiones políticas de sus ficciones, está claro que en un género que alberga desde a Carlos Bardem a José Javier Esparza hay una batalla cultural abierta. Algunos son más beligerantes y otros más sutiles, pero todos participan de alguna manera.

.

Hoy en día, parece claro que la vigencia o no de la Leyenda Negra, la conquista de América, el feminismo, la tan discutida Reconquista o la Memoria Histórica de la Guerra Civil son los caballos de batalla más habituales en el género histórico.

Siempre popular, siempre entretenido

Así que, en definitiva, ¿ha cambiado mucho la novela histórica en los últimos años? La respuesta más sincera sería decir que está en ello, que estamos asistiendo al comienzo de algo que no se sabe dónde terminará. «No ha cambiado demasiado, el lector sigue pidiendo casi lo mismo. El escapismo a otros tiempos sigue funcionado, quizá hoy más tras el Covid. La novela histórica tiene un fuerte estado de salud, no tanto como, por ejemplo, la novela criminal, al menos en Inglaterra, pero quizá pueda serlo en el futuro», vaticina Lindsey Davis.

.

José Zoilo, último ganador del premio Edhasa de Narrativas históricas con su novela sobre la batalla de Adrianópolis ‘La frontera de piedra’, explica que él apuesta por «el rigor, dentro de lo que hay, por la aventura y por la mezcla de géneros y el ritmo constante». «Lo he aprendido recientemente, para competir con las redes sociales y el streaming, tenemos que tener ritmo en nuestras historias», reflexiona el escritor canario.

.

Por su parte, Toni Monserrat apostilla que el lector ahora «pide más a lo que dedica sus horas porque hoy tenemos menos capacidad de concentración». «Así que hoy, creo que el lector me pide que además de entretenerle, tenga la sensación de que está aprendiendo», asegura.

.

«El género está en un buen momento porque, a pesar de las novedades, siempre se busca lo mismo: un buen argumento, buenos personajes y que esté bien escrita porque ante todo es una novela. A la gente le gusta más el autor español, más que el extranjero en muchas ocasiones, lo que da la impresión de que el género está fuerte en España ahora más que hace diez años», valora la editora Penélope Acero.

.

Así pues, la novela histórica parece estar encontrando la fórmula del éxito para mantenerse en el podio de los lectores en España. En el horizonte, el nubarrón que supone, y del que la mayoría de autores son conscientes, que esos lectores jóvenes de hoy que no degustan este género formarán el grupo mayoritario del mañana será el próximo gran reto que tiene este vetusto código literario.

.

.

.

.

· Link

.

.

.

.

..

.