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Crítica de «Palomas negras»: Keira Knightley y Ben Whishaw lideran un thriller que desafía las reglas del género de espías
En un Londres marcado por la Navidad, Helen Webb (Keira Knightley) navega entre su vida familiar y su papel como espía en «Palomas negras». Junto a Sam Young (Ben Whishaw), intentará resolver un asesinato que los sumerge en una peligrosa red de conspiraciones globales.
Por Juan Pablo Russo
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Palomas negras (Black Doves, 2024, dirigida por Alex Gabassi y escrita por Joe Barton, presenta una historia de espionaje donde los secretos personales y políticos se entrelazan. A lo largo de seis episodios, la serie sigue a Helen Webb (Keira Knightley), una espía que ha estado filtrando información confidencial durante años mientras mantiene una fachada como madre y esposa de un influyente político.
El asesinato de Jason, amante de Helen, desencadena una serie de eventos que la obligan a colaborar con Sam Young (Ben Whishaw), un agente retirado que regresa tras una década de desaparición. Sam tiene cuentas pendientes con su ex pareja, Michael, debido a una misión fallida que puso en riesgo sus vidas.
La narrativa de Palomas negras se desarrolla en un Londres navideño, que funciona como telón de fondo para una historia donde cada paso puede tener consecuencias mortales. Helen y Sam trabajan juntos para desentrañar una conspiración que conecta el submundo criminal con una crisis política global.
La serie utiliza flashbacks recurrentes para revelar detalles clave del pasado de los personajes, aunque su uso excesivo puede entorpecer el flujo narrativo principal. Sin embargo, estas escenas permiten comprender mejor las motivaciones de Helen y Sam, así como las conexiones entre los distintos actores involucrados en la trama.
Palomas negras no sigue estrictamente las reglas tradicionales de las series de espionaje. Aunque incluye elementos clásicos como traiciones, giros inesperados y misiones encubiertas, también explora el lado más humano de los espías. La serie plantea preguntas sobre la confianza, el sacrificio y los límites morales en un mundo donde las lealtades son frágiles.
A pesar de moverse entre conspiraciones, asesinatos y un Londres que parece más sombrío que festivo, Palomas negras no pierde la oportunidad de colar momentos de humor ácido. Sam Young, interpretado por Ben Whishaw, se convierte en el vehículo perfecto para estas pinceladas cómicas, con comentarios irónicos que funcionan como válvulas de escape en medio de tanta tensión.
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A pesar de ciertos desajustes en su estructura narrativa, Palomas negras sobresale por las interpretaciones de su elenco, el uso de un tono irónico que aporta dinamismo a la trama y su habilidad para mantener la atención del espectador hasta el desenlace. Más allá de ser un relato de espionaje, la serie explora las complejidades emocionales y morales que atraviesan a quienes operan en las sombras, ofreciendo una mirada reflexiva sobre las consecuencias personales de las misiones encubiertas.
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