“Carmen Mola no desaparece, seguiremos en el territorio del thriller”

El clan es la quinta y última entrega de esta serie, que se ha convertido en un fenómeno editorial que ha vendido casi tres millones de ejemplares.

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Violaciones, canibalismo, niños soldados, asesinatos a sangre fría y en defensa propia se entretejen en esta nueva novela, con la que ponen fin a uno de los personajes literarios más leídos, la inspectora Elena Blanco, y a su Brigada de Análisis de Casos (BAC). 

Desde la primera página de la novela no dejan ni un minuto de respiro a los lectores y lectoras…

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Antonio Mercero: En el arranque no se puede fallar, hay que entrar con mucha fuerza. Cuando comenzamos a hacer el planning, queríamos contar una historia de tráfico de armas y eso, de alguna manera, nos hizo recordar la guerra civil de Liberia.

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Hay unas fotografías que circularon mucho en ese momento de unos niños que vienen de saquear una aldea. ¿Y qué era en Liberia saquear una aldea? Arrancar el corazón a tu madre, comértelo… Era todo muy bárbaro, muy salvaje.

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En esas fotografías, los niños iban vestidos como de carnaval y llevaban una ametralladora en las manos. Había algo de ese contraste extremo entre el terror absoluto y la fiesta y la alegría.

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Nos atraparon esas imágenes y lanzamos una pregunta: ¿Quién le ha puesto en las manos a esos niños esas armas? ¿Quién los está deshumanizando y quién gana dinero con eso? Y la respuesta es el clan.

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¿Y qué es el clan?

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Agustín Martínez: Es el sistema, los que se aprovechan del mal, de la desigualdad, de las desgracias en lugar de solidarizarse y ayudar, las monetizan y sacan dinero.

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Son los que venden armas, los que trafican con seres humanos, en este caso, en nuestra novela trafican con órganos y con personas. Es un monstruo de 1.000 cabezas, a quien, por lo tanto, no se le puede cortar una porque le saldrían más… Sería muy ingénuo intentar luchar contra él porque llevas todas las de perder. Lo que pasa es que en nuestra novela a la inspectora Elena Blanco, no le queda más remedio, necesita luchar contra el clan para conseguir su objetivo, el amor.

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El libro es el desenlace de la serie. Dan carpetazo al personaje…

Jorge Díaz: Después de cinco novelas y siete años de trabajo, cerramos el ciclo de la inspectora Elena Blanco que nos ha dado tanto, pero nos gusta mucho como acaba.

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Toda la serie ha adquirido una extraña redondez, digo extraña porque no estaba prevista de antemano. Parece que hay algo circular, es bonito cómo acaba esta novela.

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Nos pareció un momento oportuno para acabar con él, lo demás hubiera sido estirar y digamos chupar del frasco. Ya que el personaje gusta, nos subimos a ese caballo y seguimos, y no queremos hacer eso. Queremos que queden cinco buenas novelas policiacas y creemos que las tenemos. Y ahora iremos en busca de otras aventuras.

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Agustín Martínez: Nos va a dar pena, pero no queríamos llegar a un punto en el que tuviéramos que escribir por obligación.

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Era un poco inevitable; los tres venimos de la tele y hemos hecho muchas series y a veces te obligaban a hacer temporadas y temporadas. Llega un punto en el que da la sensación de estar escribiendo por inercia y no queríamos repetir eso en la novela.

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¿No les da un poco de vértigo empezar una nueva etapa?

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Jorge Díaz: Siempre hay vértigo pero también hay algo que te incita a intentarlo, a seguir demostrándote a ti mismo que eres capaz, que crear a Elena Blanco y al BAC, que tan buen resultado nos ha dado, no es una cuestión de casualidad, sino de que sabes hacer bien tu trabajo.

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Carmen Mola no se termina, va a seguir y va a seguir con otras cosas, pero estoy completamente convencido de que cuando empecemos a trabajar en el próximo proyecto, en algún momento echaremos en falta a este personaje y a su brigada.

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Pero hay que seguir adelante, no puedes seguir haciendo lo mismo porque, entre otras cosas, dejas de hacerlo bien.

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¿Y hacia dónde van a encaminar sus nuevos proyectos?

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Antonio Mercero: Seguiremos en el territorio del thriller, en algún rincón de ese vasto territorio, pero todavía no sabemos concretamente dónde.

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Escribir a seis manos no será nada fácil. ¿Discuten mucho?

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Agustín Martínez: Nos lo suelen preguntar mucho; discutimos porque es parte del proceso, lo que no hacemos es enfadarnos.

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Es además la parte más divertida, en todas las reuniones que hacemos para generar las novelas nos tenemos que poner de acuerdo en determinadas ideas. Esa parte es inevitable.

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De todas formas, es sorprendente; éramos amigos y ahora somos cada vez más amigos. Hemos sobrevivido no solo a la escritura sino también a la promoción, que es la parte más compleja. Incluso en esos momentos extremos hemos salido adelante (se ríe).

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Jorge Díaz: La palabra discutir es peligrosa, argumentamos mucho, si no estamos de acuerdo, negociamos, Pero nunca nos hemos dado un portazo. 

¿Siguen acordando la escaleta capítulo a capítulo?

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Jorge Díaz: Después de siete novelas, hemos afinado procesos, pero básicamente el sistema es el mismo. Al principio, nos pedíamos permiso para cualquier cambio, pero era poco operativo. Ahora ya sabemos que el objetivo final es que la novela pierda las cosas personales de cada uno.

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Si localizo una cosa personal de alguno, no tengo que pedirle permiso, lo cambio y ya está. Al principio decíamos que el truco era respetarse mucho y era mentira, el truco es faltarse mucho. (ja, ja, ja…).

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Se ha llevado a la televisión ‘La novia gitana’ y ‘La red púrpura’. ¿Hay algún otro proyecto cinematográfico con sus novelas?

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Antonio Mercero: Ahora se están escribiendo los guiones de La nena, la tercera novela de esta serie, pero no participamos en este proceso, no tenemos tiempo y creo que es casi mejor.

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Nosotros hemos hecho nuestra parte, que era la literaria, y por ser guionistas podíamos hacerlo, pero es mucho tiempo y ahora mismo lo que más nos falta en la vida es tiempo.

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¿Y qué hay de sus proyectos personales? 

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Agustín Martínez: Durante estos últimos años hemos ido como sorteando a Carmen Mola para hacer nuestros proyectos personales, hemos hecho series de televisión.

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Al principio, cuando no dábamos la cara, era más fácil porque no había promoción. Pero vamos a escribir nuestras propias novelas personales, vamos a recuperar nuestra carrera personal porque la teníamos un poco aparcada. 

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¿Se han arrepentido en alguna ocasión de haber renunciado al anonimato tras conseguir el Premio Planeta?

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Antonio Mercero: Nunca, lo que ha sucedido después de revelar nuestra identidad tras ganar el premio ha sido maravilloso.

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Yo lo estoy disfrutando en todo momento, es una vida agotadora por momentos, pero es el sueño de cualquier escritor, tener visibilidad, lectores…

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